Un pensamiento recurrente que siempre sobrevuela en mi cabeza, tiene que ver con el tiempo que me queda de vida y mi felicidad.
A veces, creo que me vendría bien conocer el día concreto en el que mi músculo cardiaco me dirá “hasta aquí hemos llegado compañero”. Y la vida entonces, se me apague para siempre.
Y al pensarlo, tomo conciencia del mal uso que hago de mi propio tiempo de vida, en más ocasiones de las que desearía.
Hago cosas que no debería de hacer y postergo otras que contribuirían a afianzar la idea de que el único responsable de mi propia felicidad, soy yo mismo.
La vida y la felicidad
Seguramente si cada uno de nosotros supiéramos desde el mismo día de nuestro nacimiento, la fecha de nuestra defunción, viviríamos nuestras vidas con un sentido de la responsabilidad diferente ¿no?
Yo de momento, pienso exprimir el día de hoy a tope. Así que me voy a regalar un desayuno espectacular con mi padre y mis chicas. Y va a ser especial porque además de estar con la mejor compañía, mi querido padre ha comprado una caja de sobados pasiegos muy masculinos ?. La cantidad de mantequilla que tienen es proporcional a la felicidad que provoca su ingesta. ¡Brutal!
La vida merece la pena por momentos como éste.?
Disfruta de la vida.