Afortunadamente, pudimos refugiarnos bajo un puente que teníamos a escasos veinte metros. Allí permanecimos atrapados una hora aproximadamente, hasta que la lluvia decidió serenarse un poco.
Los puentes siempre me han seducido porque unen a las personas. También porque es el hogar elegido por muchos de aquellos desfavorecidos que malviven en la calle.
Suelo visitar frecuentemente en Miami la parte baja de un puente en la que viven algunos de los llamados “sin techo”.
Me impacta su forma de mirar. Está iluminada de una manera más elevada. También me sabe a una mirada llena de soledad en la que sin embargo, se adivina que concurren multitud de recuerdos de experiencias con victorias que acabaron irremediablemente en derrotas.
Siento que sus almas tuvieron que rendirse de todo lo mundano para poder sentir lo que significa la LIBERTAD.
Y pienso que la soledad no buscada es un sentimiento terrible, también que estas personas quizás la eligieron de alguna manera, a fuerza de fracaso involuntario o fracaso sin más. ¡Qué importa!
Pareciera que al final, eligieron auto-rendirse a la totalidad porque no les quedó más solución.
De entre las variedades de humanos, siento especial devoción y respeto por aquellos más iluminados que viven bajo los puentes. A veces converso con alguno. Bueno, sobre todo me quedo a escuchar.
En nuestro puente de anoche solo estábamos nosotros y algún turista despistado que eligió mojarse con los brazos en cruz y voluntariamente porque vio la oportunidad.
Al fin y al cabo, como me dijo una vez un anciano vagabundo, con una sonrisa lejana, al verme escapar corriendo de una lluvia inesperada: “It is just rain” ?
Disfruta de la vida