Hoy me gustaría hablar sobre el coaching. Recuerdo uno de mis paseos vespertinos en el que hablaba sobre qué es el coaching y sus múltiples disciplinas. Como sabéis, es un término relativamente nuevo y, aunque el coaching está de moda, sigue habiendo personas que no tienen claro qué es y en qué consiste.
Quiero remontarme a los orígenes de coaching. Aunque hay diferentes opiniones, hay datos que lo sitúan en alguna universidad inglesa a mediados del siglo XX. Sin embargo, ha conseguido su plena eficacia y notoriedad en los últimos quince años primero en Estados Unidos y luego en Europa y Latinoamérica. Quién sabe si se seguirá desarrollando y lo que hoy en día conocemos es solo el principio.
El coaching es un arte
Yo no considero el coaching una ciencia, al menos todavía, considero que el coaching es un arte sublime. Un proceso de aprendizaje de una persona (coachee) con el fin de mejorar su vida tanto personal como profesional. Durante todo el proceso de aprendizaje, el coachee es acompañado por un coach. Entre ambos debe existir una empatía recíproca donde reine la ética y la confidencialidad absoluta. De esta forma, el coachee generará un espacio de conversación donde encontrar el crecimiento personal. Es una sensación mágica y muy reveladora.
Me gusta mucho definirlo de esta forma: “El coaching es un viaje al interior de cada uno, de quien quiere o necesita crecer en lo personal o profesional”.
Hay muchas disciplinas. La especialidad que yo practico y conozco mejor es la del coaching ontológico. Creo que es una de las más conocidas y más reconocidas a nivel internacional.
Un viaje a tu vida interior
En varias ocasiones me han preguntado si hay que valorar el coaching como ayuda.
Muchas personas recurren al coaching cuando atraviesan momentos personales o profesionales difíciles. Sin embargo, creo que no es necesario estar pasando una mala experiencia para regalarse la experiencia de hacer un viaje a tu vida interior y disfrutar de la oportunidad de crecer como persona o como profesional.
Vivimos en una época muy ajetreada. Por eso, considero esencial abrir espacios exclusivos en nuestra cotidianeidad para ocuparnos de nuestro yo interior. En un proceso de coaching se busca encontrar una plenitud, que asocio a la sabiduría, sin tener que esperar a encontrarla en las experiencias acumuladas al hacerse anciano.
Me parece fundamental darse tiempo para parar y vivir una experiencia que nos cambiará la vida y nos permitirá crecer como personas y/o profesionales.
Al principio trataba de definir el coaching. Tras estas reflexiones llego a otra definición: el coaching es un espacio privilegiado para poder parar y conversar con tu coach, alguien que no te juzga y que quiere lo mejor para ti. El coaching es un tiempo para parar.
El Gimnasio del Alma
Suelo decir a menudo que realizar un proceso de coaching tiene mucho que ver con trabajar en el gimnasio del alma. Y es que los mejores resultados derivan de acciones precedidas, una reflexión compartida con tu coach, alguien honesto en quien se confía plenamente. Pero los resultados de cada coachee son muy diversos dependiendo de cada uno. Hay quienes obtienen paz interior, seguridad, confianza,reconciliaciones, éxitos profesionales, en definitiva, bienestar general.
Me parece muy interesante otro de mis paseos matutinos en el que hablaba sobre cómo elegir un buen coach. Te comparto el enlace por si te gustaría seguir leyendo: https://ignacioisusi.com/como-elegir-un-buen-coach/
Disfruta del día.