Estas cosas sencillas de la vida cautivan mi atención de una manera que no sé explicar bien. Debe tener que ver con la sensualidad que viste la génesis de la naturaleza y quizás la mía propia.
Contemplar y cuidar mis plantas me alimenta el alma. Me pasa lo mismo con el vuelo de los pájaros o los seres humanos anónimos despistados que me encuentro por la vida.
Bueno, pues ayer observé que había brotado un pimiento. Y en apenas 15 días. ¡Toda una sorpresa para mí!
Entré en casa nervioso dando gritos de alegría como un niño pequeño, anunciando la buena nueva:
“¡Ha nacido un pimiento!
¡Ha nacido un pimiento!”
Mis chicas no entendían ni el alboroto ni mi alegría. Entonces les expliqué con tanta calma como satisfacción que había crecido el primer pimiento de la huerta que tengo en mi jardinera de la terraza.
Ellas se quedaron descolocadlas sin comprender el motivo de tanta celebración. Enseguida reparé en que esto me suele pasar con cierta frecuencia. Vibro con cosas que la mayoría de los mortales, no. 😂
Así que me di la vuelta y me marché muy digno mascullando que “Me importa un pimiento que no os importe mi pimiento. Me puse la Sinfonía n°5 de Mahler y tan feliz
Bueno que me lío. Si no lo cuento, reviento.
Disfruta del día