Se llamaba Julia y ha cuidado de nuestra familia desde que nacieron nuestras hijas.
Julia era la persona más sabia y buena que jamás he conocido.
Esta mañana, mi mujer, con la voz entrecortada y casi sin poder hablar, me repetía esta frase que nunca voy a olvidar:
“Julia me dijo que yo era un ángel y el ángel era ella”
“Julia, hoy hemos ido las chicas y yo a ese lugar precioso que tanto te gustó cuando viniste a vernos a casa. Y nos hemos emocionado juntos recordándote. Te hemos dejado allí unas flores sencillas que han comprado las niñas. Sentimos mucho no poder ir a despedirte a España Julia. Mucha pena.
Tú nos enseñaste a amar por encima de todo. Gracias, gracias, mil veces gracias por haber estado en nuestra vida todos estos años. Nunca te vamos a olvidar. Te queremos mucho. Me ayudaste mucho a ser mejor persona.
Un beso Julia”