Hoy, estoy en mi paseo vespertino, disfrutando de este atardecer maravilloso en Cayo Vizcaíno. Quería hablarte de la suerte en la vida. ¿Por qué? Te preguntarás. Porque hay muchas personas que últimamente me dicen que, qué suerte tengo de poder contemplar este paisaje, de tener la vida que tengo.
¿Qué es la suerte?
Si una atiende a la definición del diccionario de la palabra suerte, dice algo así como que es un encadenamiento de sucesos de carácter fortuito o casual. Yo, os puedo decir que mi vida poco tiene que ver con la suerte. Sin embargo, todo esto obedece a un diseño perfectamente establecido por mí hace muchos años. No sé si perfectamente, seguro que hay muchas imperfecciones.
La suerte se busca
Sin embargo, sí fue un plan preconcebido por mí, con la ayuda de mi mujer y de mis hijas. Desde luego, mi vida de hoy es el fruto de muchísimo esfuerzo, muchísimo trabajo muchísima tenacidad, muchísima perseverancia y muchísimo sufrimiento. Con estos ingredientes, uno alcanza lo que lo se propuso.
También, he pensado, que en otras épocas de mi vida quizás yo mismo he querido pensar que el éxito en diferentes dominios de la vida de las personas era fruto de la suerte. Quizás fuera una forma de consolarme. Fue una forma de consuelo para eximirse uno de la responsabilidad que comporta el tomar las riendas de la propia vida.
Hoy, con la experiencia de los años, aunque todavía sigo siendo un tío super joven, creo que esto de la suerte se busca, o por lo menos gran parte de ella. No voy a entrar en ese en ese gran dilema.
Una anécdota
Acabo con una anécdota que escuché hace mucho tiempo relacionado con el deporte. Una anécdota relacionada con un jugador de golf al que le decían que qué suerte había tenido porque había hecho un hoyo en uno. Él, casi con flema británica, les responde: “Últimamente entreno muchísimo. Entreno más que los demás. Además, cuanto más entreno, mejor juego y cuanto mejor juego más suerte tengo.
Con esta anécdota te dejo. Espero que tengas un gran día. Re deseo todo lo mejor. Cuídate mucho.