Hola, buenos días, ¿cómo estás? Aquí estoy en mi paseo matutino un día más. Hoy, bien entretenido como digo yo en mis pensamientos, en mis reflexiones sobre la vida, la muerte y el amor, pero muy especialmente con la idea de los legados. Creo que no he hablado nunca, pero quería ofrecerte alguna interpretación que yo hago al respecto, ya sabes que yo hijo de notario, en mi casa hemos oído hablar mucho, pero ya sabéis que los legados son todos aquellos bienes materiales o inmateriales que transmitimos de padres a hijos y que van pasando de generación en generación, bien vía testamento o bien la donación o lo que fuera.
Yo durante una época de mi vida pensé que el legado era como un aliciente, el pensar que tenía que dejar una buena huella, un legado, a la hora de acometer mi vida profesional, personal, era como un engaño o un chantaje que yo me hacía para proyectarme con unos niveles de eficacia o de progreso pues mayor del que tenía. Tengo la impresión con el tiempo, que he ido cambiando de opinión, eso es importante, el ir cambiando de opinión, porque uno tiene derecho a cambiar de opinión. Y quizás ya esa forma de funcionar no le he encontrado quizás sentido en este momento de mi vida.
Me parece que el legado, y seguramente pensando en el legado no solo material, si no en los valores, en todo aquello que yo puedo transmitir a mis hijas, en la educación, en los aprendizajes, son a mi juicio seguramente más una consecuencia de mi propia necesidad de vivirme. Vivo en unas cotas de sociedad del bienestar, de confort, de menor tensión. Me vivo siempre con mucha tensión interna aunque no lo creas o lo creáis. Y eso me obliga a hacer una labor introspectiva severa y a buscar mis mecanismos de aprender. Y uno de ellos es este: el publicar o el compartir al mundo esta reflexión que tengo, desde la máxima de las autenticidades consciente o inconscientemente y es verdad que he pensado que el día de mañana mis hijas se van a encontrar con esto. Y seguramente sea calificado como un legado. Nunca lo había pensado, últimamente lo vengo pensando más, sigo pensando que efectivamente es una consecuencia de.
Yo no hago esto para que ellas puedan conocerme más a mi o mantenerme vivo aquí, pero es verdad que eso será una consecuencia. Indefectiblemente ellas me van a conocer más. Seguramente harán aprendizajes con carácter retroactivo. Tanto ellas como la gente que me conoce o quiere ser testigo de mi vida. Seguramente habrá cosas que les harán sentido y aprenderán de ellas y otras que no tanto. Y también está la parte de conocer más a su padre y seguramente mis nietos, nietas si los tengo, que espero que si, conozcan a su abuelo. A mi me hubiera encantado conocer a mis abuelos, abuelas, bisabuelos, bisabuelas. Esa es una parte que siempre he tenido mucha curiosidad de conocerlos más. Porque creo que la genética juega un papel importante en la historia, en los aprendizajes que uno realiza. Pero desde ahí creo que me hubiera venido bien para en ocasiones tomar mi timón en una dirección o en otra, dirigirlo.
No se. Pienso, son cosas mías. Y nada más, esta reflexión, por si te resulta de alguna utilidad. Como siempre digo, un efecto ventilatorio más que otra cosa para mi. Un pensamiento en voz alta que propicia seguramente más reflexiones o pensamientos en tu propia cabeza. Que te lleven a donde te tengan que llevar. Como siempre, no son verdades absolutas, no son dogmas de fe. Son solo reflexiones que nos ayudan a ir encajando este puzzle que muchas veces es esta vida y que a veces es un laberinto de difícil solución o resolución. Sigamos caminando juntos. Cuídate mucho, que tengas un gran día. Chao!