Hola, buenos días, ¿cómo estás? Aquí estoy, caminando por la vida un día más en mi paseo matutino. Hoy quería compartir contigo una reflexión sobre el teletrabajo. Está tan de moda y yo a veces me resisto a hablar de cosas que están de moda porque están muy manidas, pero en este caso como me ha sucedido una anécdota a mi en relación a este tema, pues me parece interesante compartirla contigo. No por otra cosa, quizás desde lo sucedido.
Mira, recibí una llamada, un mensaje de alguien que se sentía muy desbordado, agobiado, por todo lo que estaba suponiendo la pandemia de cambio, de adaptación en los diferentes dominios de la vida que suelo decir yo, personal, familiar, de todo tipo, también incluso con un cambio de país, que muchas veces ha sucedido, que estaba trabajando fuera y ha regresado a su país, en este caso España, en este caso o a otros países en otros casos que han regresado a su país. Esto está comportando una gran dificultad de adaptación, porque en muchos casos se pretende seguir trabajando con la inmediatez que se tenía antes en el destino del que uno se sentía expatriado y eso es imposible, al final el día tiene las horas que tiene, 24 horas y claro pretender estar en diferentes usos horarios las 24 horas es mortal de necesidad.
Al final no hay quien lo aguante, puede soportarse unos meses o al final nos puede llevar a tener un problema de salud y lo que yo arbitraba o proponía en este caso a esta persona, y creo que puede servirte a ti si estás en esta circunstancia y aunque no estés en la circunstancia de estar en usos horarios distintos, simplemente desde la nueva forma de trabajar en la forma remota o telemática, yo creo que se ha instaurado en casi todos los hogares. Desde nuestros hijos hasta con nosotros mismo. Quizás por ahí te pueda servir. Lo que digo es que es importante dedicarle un tiempo, y un tiempo en profundidad a elaborar un modelo nuevo cada uno.
Cada uno un modelo nuevo de trabajar, de destino de tiempo. Estableciendo muy bien el marco de prioridades, urgencias, que esto es importante, de reuniones y de todo para conforme a ese marco de tiempo que yo tengo en mi uso horario en España de 9 a 2 y de 4 a 7 o lo que fuera tratar, tratar no, encajar de la manera más idónea posible el trabajo que tengo que hacer fuera. Y eso implica tener mucha conversación con mis colaboradores, con mi gente, mis proveedores, que están en otros países para conciliar porque si no es imposible.
Pero muchas veces creo, tengo la impresión, de que lo está sucediendo con esta inercia que viene de la pandemia nadie se ha parado a pensar que es imposible trabajar de la forma o de la misma manera, o con la inmediatez que se trabajaba antes. Es imposible.
Hay que construir, crear nuevos modelos, cada uno el suyo, que seguramente irán cambiando, son susceptibles de modificaciones, cambios y lo digo yo. Pues ni mejor ni peor, esta forma de trabajar traerá cosas mejores y también peores, desde luego se va a perder el contacto físico, o se pierde en muchos casos, pero ganamos seguramente en eficacia y eficiencia en otras perspectivas. Pero en definitiva, construir modelo. Pararse. Nada de pensar que el día tiene 70 horas, tiene las que tiene y tratar de adaptar todo a ese horario mío. Es verdad que puede haber determinadas reuniones o decisiones o cuestiones que requieren de mi pues estar a alguna hora intempestiva levantado, pero que eso sea la excepción. No sea la regla. Tan sencillo como eso.
Es una obviedad yo creo, y esto también depende de la juventud del trabajador que me esté escuchando. Parece igual algo obvio, pero no es tan obvio y es muy habitual que esto suceda. Mucha saturación, por parte de muchas personas que dedican mucho más tiempo al trabajo que antes. Hay que educarnos a nosotros mismos, educar a nuestros jefes, y educar a los que trabajan para nosotros. Una nueva forma de trabajar y tener vida, porque trabajar para no tener vida, mejor nada, me quedo en casa. Bueno, chao!
Que tengas un gran día. ¡Cuídate!