Mi amigo Carlos es maravilloso. Y su mujer Emilia, también. ¿Y sabes qué? Se casaron ayer.
Carlos me regaló uno de los mejores consejos de mi vida hace más de dos décadas. Un día de aquellos maravillosos años veinte ?, mi entonces novia (hoy mujer) y yo, mantuvimos una discusión absurda en su presencia (ni recuerdo el motivo).
Él esperó los minutos oportunos y en un momento dado, en un apartadito, cuando estábamos los dos a solas, me dijo (literalmente) mirándome al corazón: “desde el cariño y respeto que te tengo querido amigo, no debieras hablarle así a Marisa”.
Me lo dijo de una forma tan asertiva y con tanto amor, que desde entonces, siempre recuerdo su consejo cuando tengo la tentación de abrir mi bocaza para decir algo desafortunado en contenido o forma a mi mujer o a cualquier otro ser humano.
Y mientras escribo, pienso que casarse en estos tiempos de pandemias, hacerlo a una edad ¿madura? por la Iglesia y renunciando al festejo con amigos (por seguridad), tiene mucho mérito.
Muy especialmente cuando los mejores valores como el Amor y la Familia no están de moda.
Pero es que cumplir con el acuerdo recíproco de comprometerse con el Amor para hacer Familia, es algo demasiado hermoso que no debe postergarse nunca.
¡Vivan los novios!???