Hoy es un día especial para mi porque es el cumpleaños de Blanca, nuestra hija menor.
Un lunes de hace 15 años estaba en la oficina y recibí la noticia de que había fallecido mi abuela Pilar. Era una mujer fantástica. Nos queríamos mucho.
Siempre me regalaba buenos consejos. Cuando nos despedíamos me decía como quien no quiere la cosa: “quiérele mucho a Marisa (mi mujer)” y yo replicaba “¿y quién me quiere a mí abuela?” y ella zanjaba el debate en un tono vasco inapelable, con un “¡calla! ¡tú quiérele mucho a Marisa!” Siempre le he obedecido y me ha ido muy bien
Aquel lunes fue muy triste. Cuando recibí la noticia, olvidado de todo, salí disparado al tanatorio. Esa mañana debía acompañar a Marisa a una revisión médica porque esperábamos nuestro tercer hijo
Y ya en el tanatorio, recibí la llamada de mi mujer. “¡Vaya¡!” pensé. Con las nervios no le había avisado de que no podría acompañarle.
Recuerdo que mi mujer lloraba mientras me decía que había ido sola al médico y que habíamos perdido el bebé que esperábamos.
Me sentí muy mal por no poder estar con ella juntos y abrazarla.
A los tres meses de aquel día triste nos volvimos a quedar embarazados y así un día como hoy, del Pilar, llegó Blanca. Una niña preciosa muy querida y deseada.