¡Hola! Buenos días, ¿cómo estás? Mira hoy tenía ganas de compartir contigo en este día bonito, va a ser bonito, lo importante que es para mi no solamente el no perder la capacidad de sorprenderme, si no el activar cada día la capacidad, las ganas, el interés, por querer sorprenderme con lo que el día me ofrece o me va a ofrecer. Ayer tuve un día más flojo, estaba pensando en los motivos, el por qué, las causas, pero entre otras encontré que esas otras causas seguramente eclipsaron mis ganas o llevaron al olvido de no encender ese interruptor, como digo yo, que creo que habría que hacerlo a diario, de tener ganas de quererse sorprender por lo que la vida te trae.
Por lo que te ofrece cada mañana, cada tarde. Ahora mismo, venía con ese chip encendido: a ver qué me encuentro hoy. Y curiosamente había subido la marea muchísimo, más de lo normal, es una cosa un tanto extraña, pero ha conformado un paisaje precioso, que seguramente si yo no hubiera estado con esa actitud de quererme sorprender, hubiera pasado absolutamente desapercibido. Y es verdad que mirando atrás, como digo tantas veces, pues siempre me encuentro con que muchas veces los motivos de sorpresa en mi vida han tenido que ver con cosas aparentemente banales, con cosas que estaban ahí en la naturaleza, con frases, con reflexiones que alguien me ha dicho, con cosas aparentemente anodinas, pero que si uno les presta atención y encuentra la belleza, la profundidad, los sentidos… Pues a uno le sorprenden mucho, a uno le sorprenden mucho.
Y creo que es esencial. Mira, yo me estaba acordando ahora de una frase que mi padre me dijo una vez que me gustó mucho, me impactó y me la guardé y que comparto contigo. Me dijo: ¿Qué tal? Pues bien, hoy me he despertado tarde me ha dado una rabia… Con una sensación de que la fiesta ha empezado ahí fuera y me pareció, más allá de muy poético, me pareció que describía muy bien ese interés, esa ilusión, esas ganas por querer vivir lo que hay ahí fuera, por la sorpresa, por afrontar la vida como cuando uno se sienta delante de una película bonita o de una ópera, o de un concierto, o algo que le guste. Con esa expectación. Con esas ganas de querer sorprenderse, descubrir.
Bueno, nada más. Esta reflexión, que como siempre digo son pensamientos en voz alta, que si te resuenan, te obligan, bueno te “obligan” a pensar, te impactan de alguna manera, te hacen tener un antes y un después en tu vida, pues ya es maravilloso, ¿verdad que si? Bueno, pues nada más a parte, que tengas un gran día, que no pierdas la capacidad de sorprenderte y que la actives incluso si es posible. Cuídate mucho, chao!