Últimamente tengo muy presente esta afirmación que escuché un gran mediodía. Seguramente porque tomo conciencia de que el tiempo pasa y no quiero que mi existencia escape entre las yemas de los dedos de mi mano, sin tener la certeza de que la experiencia de mi vida mereció la pena.
Ayer conversaba con un amigo sobre el miedo que muchas personas tienen a envejecer. Así que tiran de operaciones estéticas y de hacer ejercicio de manera exagerada y enfermiza. Quizás para entre otros motivos afortunados y deseables, tratar de ignorar una forma de vacío existencial al contemplar su edad detenida artificialmente en el reflejo del espejo de su cuarto de baño.
También hablábamos de que es importante en la vida estar cumpliendo el objetivo que a cada uno le corresponde. Y que cuando estás demasiado distraído en tareas equivocadas y superficiales, llega el pánico a morir antes de tiempo…y luego vienen las prisas…
“¿Para qué estoy yo aquí?” Sea quizás la pregunta que despierte el sentido por la vida.
Aprendí que saberse creador de la propia vida bella es algo hermoso que no solo consuela el miedo del alma. Te la inunda de paz.
Disfruta del día – Ignacio