¨Lo grave no es que haya más mediocres que genios, sino que algunos genios se sientan mediocres y muchos mediocres se sientan genios¨. Hace un año pensé estas palabras. Cosas de las redes sociales, ha aparecido esta mañana en mi teléfono. Pensaba en las declaraciones de estos días de muchos políticos. Me impacta escuchar sus mentiras mientras galopan a lo loco, saltándose el compromiso ético deliberadamente y con determinación. Capaces de lo peor por santificar iniciativas y deseos personales de apariencia legítima (con el uso torticero de la dialéctica) pero que en la soledad que uno encuentra al mirarse al espejo, sabe que no lo son. Violentan el alma del lenguaje sin pudor (olvidados del respeto propio y ajeno) hasta secuestrarlo. Su mediocridad extrema, les vacía cada mañana de integridad. Y me recreaba en la idea de lo que significa la pérdida del amor propio y el diálogo honesto con uno mismo y con los demás. Desde niño, sentía que tenía la gran suerte de tener unos padres buenos. Recuerdo a mi padre diciéndome, cada vez que yo salía de casa, “sé bueno hijo”, a veces añadía ¨aunque nadie te esté mirando¨ (todavía lo sigue diciendo, es el hombre más íntegro que conozco; le quiero mucho) Ojalá más políticos fueran como mi padre.
Hoy comparto ilusionado con todos, este trabajo que he realizando en mi faceta de actor. Diría que es mi manera de ir haciendo