Acabo de recibir esta foto de unos niños y niñas en su clase de una guardería (tratada para salvaguardar el anonimato de los menores)
Confieso que al verla, me ha conmovido y volcado el corazón hacia no sé donde.
No quiero en ningún caso hacer juicios de valor sobre cómo deben gestionar los centros y autoridades competentes, la apertura del curso.
Me parece que es un tema muy delicado, difícil y complejo, que requiere de voces expertas y autorizadas en docencia, salud…(y todo lo que corresponda)
Lo que reconozco que me inquieta, es el impacto psicológico que esta pandemia va a provocar en todos nosotros, pero sobre todo, en nuestros hijos e hijas menores. En las personitas más pequeñas.
No tengo dudas, de que sabrán adaptarse a la habitualidad que nosotros, los adultos, les inculquemos.
Y creo también, que de esta experiencia histórica, obtendrán unos aprendizajes que les permitirán transformarse en los seres humanos maravillosos, que desde ya, se merecen ser.
Nosotros los padres, por nuestra parte, tenemos la responsabilidad de estar muy atentos, para ayudarles a crecer de la manera más sana y feliz posible.
Se lo debemos.