Plantamos aquel pino en un lugar precioso de Portugal. Estábamos toda la familia junto a mi madre. tres meses antes de que falleciera.
Seguramente fue un gesto que quisimos compartir para no olvidar nunca la importancia de nuestra familia y muchas otras cosas más.
Bueno, mi padre ha visitado en su viaje motero el lugar y nos ha enviado la foto de la derecha 😍
Cosas de la vida, he recordado ahora que, varios meses después de aquel encuentro familiar, acompañaba yo en el hospital de Txagorritxu a José Ignacio, un paciente terminal de cáncer.
Un día, cuando ya estaba muy malito, le pregunté:
“¿Qué es lo que más echas de menos José Ignacio?
“No poder volver a ver un pinar precioso que hay en Valladolid”, me respondió.
Recuerdo que era invierno y nevaba en Vitoria. Me subí a mi coche y recorrí todas las floristerías de la ciudad buscando un pino.
Al final, encontré uno precioso. Pequeñito pero muy bonito. Y allí fui raudo y veloz al hospital. Salgo del ascensor en la sexta planta y me encuentro justo con José Ignacio y su mujer contemplando la nieve por la ventana del pasillo.
Nunca olvidaré su mirada emocionada al verme abrazado a aquel arbolito.
Me acerqué y les dije: “como no podemos ir a Valladolid a ver tu pinar, te he traído este arbolito”. Y nos emocionamos juntos.
José Ignacio falleció ese mismo fin de semana.
Meses más tarde, fui a “La casa del libro” en Bilbao a presentar y firmar un librito de poemas que hablo escrito entonces.
Cuando ya me iba a marchar, se acerca una señora y me mira a los ojos emocionada. Era la mujer de José Ignacio. Había venido desde Murguía con sus dos hijos para abrazarme y decirme que habían plantado aquel arbolito en el jardín de su casa. Que estaba precioso y que en ese árbol cada día amanecía el recuerdo de aquel hombre bueno que era José Ignacio.
Pienso ahora que hacer cosas bonitas con lo que acontece en nuestra vida, me reconforta y me llena de paz.
Gracias papá por esta foto y por tu visita a aquel lugar hermoso en el que fuimos muy felices juntos
Disfruta de la vida
Hoy hace diez años que mi madre falleció víctima del cáncer con 63 años. Durante mucho tiempo he tenido el privilegio de poder