“Mi capitán, este soldadito de plomo le solicita venir a bañarse al mar” – le preguntaba una niña de 9 añitos a su padre con la mano derecha apuntando con firmeza a la sien, en saludo militar.
Sentado sobre una silla playera, mientras negociaba con su mujer comprar una lubina “salvahe” en “elcorteinglé” para cenar, ha mirado a su princesita, con esa ternura que sabe a orgullo paterno. Seguido, se ha rendido: “me quito las gafas y voy”. – Y ha ido.
Camilo, un taxista de Chiclana, me contaba por la mañana, que “mi nombre es de cura” y que “mi hijo mayor aunque muy trabajador, no es de estudiar, así que se ha enrolado en el ejército”. Ahora presta servicio en Melilla con los regulares. Cobra 1200, pero cuando va de misiones llega a ganar 3000. Como cuando estuvo en el Líbano.
Me revela de paso, que Paula Echevarria (la ex de Bustamante) se aloja en el Barceló. Donde también pasa unos días Susana Diaz (la del SOE). Y que España está llena de emigrantes por culpa “del enterrador” (así dice que llaman a Padro Sánchez “en Andalucía, por lo de Franco y eso”). Y que la clave secreta de la tortilla de patatas está en los huevos. Que “con ocho basta”.
¡La vida es maravillosa! – pienso. Disfruta del día.