Repasaba ahora por la noche desde mi cama, este momento mágico en un lugar de Savannah, Georgia.
Me abrazaban estos árboles maravillosos acompañado de mis hijas y mi mujer. Era como caminar por una catedral de naturaleza mientras sonaba «O soave fanciulla» (La Bohème, Puccini)
Entonces he incorporado esta melodía, a estas imágenes para contarte algo íntimo que he recordado.
Hace muchos años, tuve una depresión profunda, gracias a la cual, perdí todas las ganas de vivir.
En una de las sesiones con mi psiquiatra dije:
«Una de las cosas que más me duele, es que no me parezco en nada a mi padre. No consigo conectar con él. Es muy frío».
Él me miró y con cara de sorpresa me dijo:
«¿Frío? Su padre y usted se parecen muchísimo. Ambos tienen una gran sensibilidad. Les gusta el arte, la literatura, la poesía, la música clásica, la Ópera…»
Y se quedó con sus ojos puestos en los míos para sostenerme.
Entonces lloré. Lloré como un niño. Encontré aquel día las ganas de aprender a vivir.
A veces pienso que comparto estas intimidades para seguir creciendo.
También porque siento que cuando alguien me da el permiso para tocar un trocito de su alma, la mía se alivia, se consuela y hace nuevos sentidos.
Gracias por acompañarme.
Disfruta del día.