En estos días de pandemia, estoy descubriendo que soy de aprendizaje lento. Debe ser por mi auto-exigencia, a la hora de analizar fenómenos. Me enredo en diálogos internos abstractos y poco productivos con frecuencia.
Debiera ser más ágil al evaluar y jerarquizar la intensidad de mis análisis. En el arte de pensar bien, me cuesta utilizar la brocha gorda. Así que me agoto antes de lo convenido por el estándar, sin resolver demasiado ?
Este confinamiento, me ha permitido aprender a fluir un poco mejor, sin abrazar un persistente sentimiento de insatisfacción que me ha perseguido desde que me recuerdo. Necesito volver a nadar en la superficie de la vida y en el humor amable e ingenioso, de tu humorista preferido. También he aprendido que soy más obstinado con mis creencias de lo que intuía. Entretengo la mirada en lo que viene a confirmar mis sospechas.
Seguramente para revalidarme, por una necesidad de reafirmación. Herencia de épocas de estima baja. Un obstáculo a mi aprendizaje. Necesito volver a mirar como un niño.
Y el hallazgo top: estoy aprendiendo a amar lo sencillo y disfrutar con la evolución de mis chicas, que empiezan, a valorar las exquisiteces culinarias de las que soy capaz.??
En respuesta al reto de Sergio Lax Vega (En ?) ?
¡Disfruta!