Y cuando estos no corresponden o creemos que no lo hacen, a veces nos frustramos inexplicablemente. Al punto, que se les puede llegar a regañar exageradamente.
Muchos padres y madres terminan arrepintiéndose del propio comportamiento, por la desproporcionada reconvención.
Y conviene diferenciar bien entre cuánto hay en nuestro “reclamo”, que corresponde al incumplimiento y cuánto a nuestra propia frustración por no ser capaces de trasladar a nuestros hijos, las enseñanzas y aprendizajes que consideramos oportunos.
Reflexiono de todo ello en mi paseo matutino de hoy 😀
Disfruta del fin de semana