Mi abuela Mayte que era super joven y guapa (en Bilbao tenía fama de bellezón), me sentó sobre sus rodillas a los mandos de su 600, en un veraneo a finales de los 70.
Aún recuerdo el tacto de aquel volante infinito y brillante. Y a mi abuela gritando “¡acelera Fangio, acelera!”
A mi hermano Alberto y a mí nos pareció la pera. Ya en los 80, mi padre nos llevaba los fines de semana a las afueras de Vitoria para “aprender a conducir”. ¡Era un planazo.!
Yo tenía 10 años. Lo recuerdo porque estaba en 5º de EGB y mi profesor se llamaba Fernando Valluerca, que era magnífico.
Mi madre a veces nos venía a buscar al cole con aquel cuatro latas amarillo (Renault 4) matrícula VI-7777.
Cuando me saqué el carnet, hice mi primer viaje con amigos a Laguardia por el Puerto de Herrara y se me pinchó una rueda. Cambiarla fue una Odisea. Tenía 18 añitos ?
Hoy, una de mis hijas, me ha dicho que su novio se ha comprado un coche muy viejo con marchas. Y está aprendiendo a conducirlo y que me lo deja cuando quiera pero que “please don’t crash it” ?
Pienso que me hecho mayor y sin embargo, al rememorar estas historias me siento tan feliz como aquel niño que yo era.
Gracias abuela y padres ?
Disfruta del día