La acción comercial es dura. Durante años de mi vida, me ocupé de ¨vender¨. Aprendí muchísimo de las personas (aunque hacer encuestas a puerta fría es lo más…hice millones de estudiante) Solía parar en mis viajes en alguna desamparada gasolinera a comer unas patatas al jamón y una lata de coca cola. También llevaba algo a mis niñas. Siempre me deslumbraban los camiones y excavadoras de juguete que se vendían en las estaciones de servicio (las llaman así ahora) No tengo hijos varones, así que no se me ocurría regalar esos juguetes a mis hijas. Ahora estaría bien visto porque no hay juguetes sexistas, solo actitudes. Pues ayer en mi paseo matinal, me encontré con un blue collar (muy moreno de piel), se afanaba con un pico que lanzaba contra el suelo con violencia. A su lado, el rugido de una excavadora tamaño king size, me reclamaba. Saludé al hombre y pregunté -¿me dejaría subirme? -.
– Sí-, dijo. Y me preguntó que a qué me dedicaba.
-Al coaching- respondí.
-¿Qué es eso?, dijo.
-Ayudo a personas a que puedan vivir más felices-, respondí con sinceridad.
Él me dijo sonriente y enseñándome su dentadura sin puentes e inmaculadamente concebida:
-Yo soy muy feliz. La gente cree que el dinero es lo importante, pero el dinero no lo es todo-.