Anoche llegué a casa y me puse a preparar la cena para mis chicas, (unas tristes tortillas francesas con espárragos y ensalada, para dar alegría).
Mi mujer, estaba apunto de llegar de dar clases a sus alumnos. Así que encendí las velas que tenemos en el salón. Dan muy buen olor y la casa parece mágica.
De repente, encuentro un sobre abierto junto a una carta del colegio de una de mis hijas. -¡Vaya!- Son sus notas de este período.
Las leo del tirón y compruebo que son buenas. No son la pera, pero son buenas ?
Aparece mi mujer en escena y comentamos la noticia. Yo pienso que es ella quien ha abierto la carta, pero no. Me dice que ella no ha sido.
Ahora entra en la conversación, la adolescente que sabe que ha tenido buenas notas y también que ha abierto un sobre cerrado que no iba dirigido a ella.
Le felicito por sus calificaciones y según le abrazo, pregunto que por qué abre sobres que no pone su nombre en el destinatario.
Me mira y me dice que lo ha abierto porque sí que viene su nombre. Se ríe. Compruebo lo que pone (está en la foto de abajo) y me sonrío.
¡Qué jeta tienes hija!
Le reprocho sin reprochar realmente porque tiene recursos ?
La vida me gusta por escenas simpáticas como ésta.
Disfruta del día.