Hoy te cuento estas cosas de mi vida que quizás puedan parecerse a la tuya.
Ayer le eché una charlita interesante a una de mis hijas porque tras volverme loco buscando por la casa mi cargador de movil, lo tenía ella enchufado en una pared de su cuarto. Lo había tomado prestado sin pedir permiso, con alevosía y antecedentes, al haber sido recriminada en los últimos meses por idéntica fechoría, hasta en dos ocasiones. ?
Le reiteré en tono paternalista que un cargador, no es importante. Lo que sí importa es la consideración que hace de su dueño (que soy yo), y de ella misma, que se siente con la libertad de llevárselo a su cuarto, en plan adolescente: “va total es que no encontraba el mío y he cogido éste que no sabía de quién era“.
Traigo esta anécdota cotidiana porque a veces, olvidamos el verdadero significado de objetos inocentes y lo que en verdad pueden representar.
Así, esta espumadera de la foto, me la traje de extranjis a EEUU hace unos años, de la cocina de la casa de mi madre. Lo tomé prestada, porque la usaba ella antes de enfermar.
En realidad para mí no es una espumadera. Es mucho más, un sentimiento maravilloso que me conecta con mi madre. Y me permite revivir nuestras conversaciones en ese templo sagrado del hogar que era la cocina.
Disfruta