Desafíos

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Esta noche he tenido un sueño espectacular. Al recordarlo por la mañana, mi mente se ha transportado a una anécdota real de la semana pasada y a una evocación.

El sueño te lo cuento en mi paseo (aunque la interpretación que me hace sentido, me la quedo para mí).

Como igual ya sabes, tengo miedo a las alturas. Así que el miércoles pasado, me animé a tirarme en tirolina, en compañía de mis hijas. Lo hice por aquello de vencer el miedo y, la decepción de alguna de ellas, con la fobia de su padre ?

La cosa es que, el deslizamiento de prueba del extremo de una plataforma hasta un árbol, me gustó. Lo que me aterrorizó fue, tener que estar sobre una plataforma de madera minimalista, colgada a 20 metros del suelo, en compañía de 11 humanos y sin escaleras para bajar.

Al deslizarme hasta el primer árbol de turno, no me quedó más remedio que regresar en tirolina al inicio. Aunque mi aventura fue breve, mereció la pena intentarlo.

Esta anécdota me ha evocado la idea de que a lo largo de mi vida, he podido alcanzar algunos objetivos, gracias a que he querido tener la información justa y necesaria para abordar el desafío.

Si llego a saber que en aquel árbol la plataforma era minúscula, y no había escalerita, no me tiro fijo ?.

Disfruta del día

Hola, ¿cómo estás?

Bueno aquí estoy en mi paseo matutino, aquí con ganas de compartir contigo un sueño que he tenido. A mi me suele gustar tratar de provocar evocaciones a partir de los sueños. Bueno, a partir de todo lo que acontece en mi vida, pero muy especialmente de los sueños cada vez que los recuerdo.

El sueño de hoy me ha llevado a un tema muy interesante que tiene que ver con muchas veces las personas, al menos yo, en la experiencia que voy acumulando en mi vida, cómo muchas veces me he lanzado a aventuras o a proyectos, que seguramente si hubiera tenido toda la información, pues nunca los hubiera llevado a término o nunca los hubiera culminado.

La verdad es que luego me he sentido siempre muy satisfecho, lo cual me ha animado a pensar que en muchas ocasiones no es necesario tener toda la información, toda la información de eso que vamos a emprender o eso que vamos a llevar a término. Porque seguramente de tenerla, digo yo que frustraríamos siquiera el intento de dar el primer paso para emprender esa aventura.

Fijaos, el sueño era bien extraño porque aparecía en un taller de reparación de bicicletas yo, agotado, con mi bicicleta, y entonces le decía al técnico de la tienda:

“Vengo a cambiar la rueda de mi bicicleta”. Y el tío sorprendido me miraba y me decía: “Pero señor, ¿está usted loco? Eso no se puede, es imposible”.

Y yo le decía: Pero, “¿cómo que imposible? A mi me cuesta mucho a andar y yo creo que a las ruedas les pasa algo, no se si están desinfladas, pero es que yo no entiendo de ruedas… “

Y él me decía: “Pero, mire señor, es que usted ¿no se da cuenta de que su bicicleta es estática?

Entonces yo miraba la bicicleta y veía que era una bicicleta estática. Claro, yo no sabía que había las bicicletas con ruedas. Yo había oído pero yo no entendía. Y ahí me he despertado del sueño, ¿no?

Y me ha llevado a este pensamiento que anticipaba. ¿Cuántas veces en mi vida he hecho unos esfuerzos brutales, seguramente muchos innecesarios? Pero otros, bien acertados que he agradecido después, porque he podido estrenar sentimientos, experiencias, pero que seguramente de haber tenido toda la información pues nunca hubiera hecho.

Me está viniendo ahora a la mente, otra anécdota que me ha pasado ahora estos días que he estado de vacaciones, me animé con mis hijas y con mi mujer a tirarme en tirolina, nunca lo había hecho, y es que yo tengo un vértigo terrible.

Y bueno, no quise preguntar demasiado de la altura, de la no altura, al menos al principio, y allí que fui y allí que me tiré entre árboles y tal, bueno la altura de unos 20 tampoco me parecía tanto y la verdad es que el deslizamiento me encantó, pero cuando llegué al otro extremo, me di cuenta y me entró el acongojamiento.

Era en un árbol, estaba circuncidado por un árbol de madera en el que ahí nos apiñábamos 11 personas y no había ninguna escalera por la que poder regresar, había que regresar necesariamente por la tirolina. Y a mi esa sensación si que me angustió mucho y bueno, regresé, pregunté por la escalera que evidentemente no había y tuve que regresar.

Pero me alegro de haber hecho aunque sea eso, ¿no? Porque si no, si llego a preguntar cuál era la situación en el otro extremo, seguramente nunca me hubiera tirado. Y es verdad que merece la pena, por lo menos en esa parte que yo pude experimentar. Bueno, sin más, pensamientos míos. Espero que te resulten de alguna utilidad.

Cuídate mucho y que tengas un gran día.

Chao.

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