Esta mañana he salido temprano a correr, fiel a mi liturgia diaria. Y a medio camino, confieso que me quería morir. Entonces, he distraído mi fatiga haciéndome preguntas en voz alta y respondiéndome en automático. Quien me haya observado hablando solo conmigo mismo, habrá pensado que estoy como una cabra… Pero no me importa.
«¿Cómo es mi día perfecto?»
me he preguntado.
Hay muchos días perfectos
He contestado. Sin embargo, he empezado a relatar «embobado» y sin apenas reflexionar, la respuesta que se proyectaba en la pantalla de mi mente:
Mi día perfecto
Me despierto y tomo conciencia de que es domingo por la mañana y todos duermen. Todavía son las 8:00am. Me quedo un rato largo entre las sábanas, haciendo el vago. Y me siento muy sereno porque no tengo obligaciones y siento que el tiempo es todo mío. Sé que hoy soy el único dueño de lo que quiero que suceda.
Me levanto de la cama y en pijama y medio dormido, sigo el rastro de mis pies descalzos, que deambulan hasta la cocina. Desayuno dos tostadas de pan con mantequilla salada y un te (earl grey). Cuando termino, regreso a la cama a regocijarme de no sé qué. Como si estuviera perpetrando una travesura. Enseguida me invade el aburrimiento. Miro a mi izquierda y compruebo que mi mujer sigue profundamente dormida, así que me desperezo y de un salto despierto bajo la ducha. Salgo del agua y sin afeitar mi barba, me visto con ropa gastada, que es la que me resulta más cómoda. Luego me voy a pensar y a caminar por el parque que está cerca de casa. Disfruto mucho cuando pienso. Casi siempre pienso en algo. Ya en el paseo, me entretengo mirando las copas de los árboles. Siempre lo hago. Y los pájaros…Y todo lo que se cruza por el camino de mis ojos. El día es soleado y precioso. Hay una claridad especial y la temperatura no supera los 23ºC.
Regreso a casa después de una hora de suave paseo y me siento en mi sofá preferido. Y tomo entre mis manos un libro de un autor que sé que me reta el pensamiento. Y entonces me entrego a la lectura y a la reflexión. Me gusta pensar. ¡Ah! que ya lo he dicho. Miro el reloj y compruebo que son las 12:45pm y me apetece preparar un aperitivo. Una cerveza y unas anchoas ricas de Santoña que tengo en la nevera. Y sigo leyendo media horita más, en compañía de los nocturnos de Chopin. En casa, las chicas siguen perdidas en sus cuartos…
Regreso a la cama a regocijarme de no sé qué. Como si estuviera haciendo una travesura.
Despreocupado de todo, preparo la mesa en el comedor y enciendo una vela que huele muy bien. Me gusta contemplar la mesa bien puesta. Mientras, cocino una paella sencilla escuchando un ¨popurrí¨ de arias de ópera. Recuerdo que en casa de mis padres, los domingos solíamos comer paella…y siempre llegaba al comedor, la música clásica que ponía mi padre en el tocadiscos de la biblioteca. Y suspiro… y pienso que nada es casualidad…
Mis hijas y esposa aparecen por sorpresa en la escena. La mesa ya está puesta. Yo me quejo sin convicción porque nadie me ha ayudado. Realmente no me importa la falta de colaboración. Y comemos juntos, conversamos y reímos como siempre lo hacemos. Y cuando terminamos, recogemos los platos y hablamos de ver una peli en familia. Alguien propone una comedia. Me da igual el título. Siempre me quedo dormido, mientras Marisa me hace caricias en la cabeza.
Siento tanta paz y felicidad… Todos juntos en nuestra salita acogedora…
Intento no desfallecer, una vez más, pero no puedo. Siento tanta paz y felicidad… Todos juntos en nuestra salita acogedora … Y finaliza la película y todas desaparecen como la niebla, sin avisar. Y yo…, me devuelvo a mi sofá y a mi lectura. Ahora en compañía de las chelo suites de Bach.
Y llega la noche y con ella, la hora de la cena. Entonces salimos todos juntos a un restaurante asiático barato, que está cerca de nuestro hogar. Nos encanta. Y conversamos y nos escuchamos y reímos como siempre lo hacemos. Y me emociono al pensarlo.
¿Cómo será tu día perfecto?
Me ha gustado hacerme esta pregunta y responderme para mitigar mis ansiedades y recordarme que soy un hombre de familia y que también disfruto de mi soledad voluntaria cuando sé que ellas están muy cerca.
¿Cómo será tu día perfecto…?
Me pregunto.
Disfruta del día