Por fortuna, el susto quedó en una anécdota.
Regresaba mi sorpresa a la normalidad, cuando de repente, pasó por delante de mí, un humano calzando unos llamativos “botroncos” Parecía recién llegado de la operación “tormenta del desierto”.
Entonces pensé: “¿será un militar retirado que añora sus caminatas por otras arenas?”. Desde luego, ¡eso es no tener complejos! y conste que me parece estupendo. Sus motivos tendrá para llevar esas botas puestas ¿no?
Luego fui a casa e hice una paella espectacular de aspecto y de sabor (preparar un buen caldo de pescado es esencial). Sin embargo, el arroz me quedó duro 🙈. Hay algunas marcas, como “Bomba” que o cuatriplicas la relación caldo-arroz, o en Miami con el calorazo y humedad que hace a estas alturas, es imposible domarlo.
Y pensaba ahora en estas y otras anécdotas cotidianas y que no hay en la vida, como colocarse de espectador de uno mismo y de lo que acontece a nuestro alrededor, para aprender a evaluar las situaciones con ecuanimidad y sin prejuicios.
Disfruta del día