A lo largo de mi experiencia profesional, he podido comprobar que la diferencia entre una reunión productiva o valiosa y la que no lo es, la marca la calidad humana de quienes intervienen en ella. Para mí, en estas reuniones geniales, se intercambian experiencias y aprendizajes memorables.
Son encuentros en los que los egos no tienen cabida porque todos los participantes entendieron algún día, que somos personas y que por encima de todo, está el respeto y la madurez humana y profesional. La diferencia entre cliente y proveedor es irrelevante porque se comprenden los intereses recíprocos y prevalece el famoso “win-win”, pero de verdad. Y cuando además, eres como yo, un cliente – usuario feliz con el servicio que prestan las empresas que quieren contratarte, sientes una satisfacción y agradecimiento difícil de expresar.
Es exactamente lo que me ha pasado con Leandro Tripodi y Rebeca Calvet. Gracias a los dos, a vuestras empresas y a todos los profesionales que no olvidáis que antes de cualquier cosa, somos seres humanos.