Un viernes de mi adolescencia, a las 22:00h de la noche, aprendí una lección magistral que me dio mi padre, que no olvidaré nunca. Tenía 16 añitos.
Siempre que he sentido tentaciones de cometer el error de aquel día, recuerdo las palabras de mi padre
Aunque mis padres eran muy flexibles con mis horarios de llegar a casa, si les gustaba saber a qué hora iba a regresar, cuando salía con mis amigos.
Así que aquel día inolvidable, les dije que volvería a las 21:30h.
Llegando la hora, un amigo me pidió que le acompañara a su casa. Como sabía que mis padres habían salido a cenar, decidí hacerlo. No iban a enterarse de que yo incumpliría mi horario.
¿Y qué pasó? Llegando a casa de mi amigo, observo como un coche de repente, se detiene unos metros por delante. Eran mis padres. 🙈
Me acerco a la ventana del conductor y con una sonrisa nerviosa digo “¡Hola papá, mamá!”
Sin mirarme me pregunta mi padre.
«¿A qué hora has dicho que estarías en casa?»
«A las 21:30» respondí
Miró su reloj (indicaba las 22:00h) y me dijo:
«En esta vida hijo, hay que ser consecuente».
Subió la ventanilla y se marchó.
Entendí aquel día la importancia y el valor de la palabra dada y ser leal con los compromisos adquiridos.
¡Todo un regalo! 😀🙏
Disfruta del día