Me sorprendió mi reacción. Lejos de sentirme agredido, sentí mucha curiosidad. Y me empecé a hacer muchas preguntas para tratar de comprender la mala educación mostrada por ese ser humano.
Decía, que me llamó la atención que mi emoción no se desarmonizó. Permaneció serena y equilibrada toda la escena.
Me sentí como si no fuera yo el receptor de esa “¿grosería?”. Mi mujer piensa que hay personas que por alguna razón, me subestiman o no me consideran y se dan licencia para ser groseras conmigo.
A mí, honestamente, en esta época de mi vida, me resbalan los comentarios de esos seres humanos maleducados .
Y recuerdo ahora esa maravillosa frase que escuché decir un día a mi padre:
“ hijo, ya sabes que le buena educación consiste también en aprender a tolerar la mala educación de los demás”.
Disfruta del día
#ignacioisusi