Se ha caído un árbol en el camino y no vas a poder continuar
Me dijo una chica que venía corriendo en dirección opuesta a la mía.
El 24 por la mañana, salí a correr por el anillo verde de Vitoria. Cuando iba por la mitad de mi recorrido, me crucé con una “runner” (así dicen ahora) que me animó amablemente a desistir de mi propósito de continuar y buscar otra ruta.
Al parecer, más adelante, un árbol caído impedía el acceso.
Le di las gracias y como soy curioso y obstinado en dosis universales, continué mi camino hasta que me planté a los pies de aquel tronco inmenso que yacía derrumbado en el suelo.
Mi primera reacción fue la de darme la vuelta. Pero enseguida vi que entre dos ramas, había un hueco para, sin peligro, poder colar mi cuerpo serrano hasta el otro lado ?. Cosa que hice.
Sentí una infantil satisfacción cuando lo logré. Y no tanto por la dificultad de la hazaña, sino por haber creído en la posibilidad de pasar.
Luego dije:
¡Cuánta gente se habrá dado la vuelta sin siquiera intentarlo!
Mi pensamiento voló a los obstáculos que he ido encontrando a lo largo de la vida. Y me di cuenta de que cuando se me mete algo en la cabeza, lo intento hasta la saciedad.
¡Qué importante es hacer caso a la propia intuición! ¿no te parece?
Disfruta del día