Me conmovió que, al vernos, me abrazó y conteniendo la emoción dijo: “¡Ay!¡Me voy a echar a llorar!” Yo, me sentí un padre muy querido y a la vez, infinitamente afortunado. “¡Qué gozada de hija!”, pensé.
Nos soltamos un segundo y nos volvimos a abrazar. Me quedé fundido en la sensación de aquel abrazo para grabarlo en mi memoria.
Ella es pequeña de tamaño pero tiene una inteligencia y una sensibilidad enorme y maravillosa.
Suelo presumir de Cris diciendo que “aunque estudia ingeniería biomédica, también pinta cuadros”. ¡Es un amor! 😌
Y enseguida aparecieron sus hermanas y se abrazaron con un amor y admiración, que no sé describir. Y más tarde vino su madre y al ver a su hija en la cocina, casi le da un telele. Y le abrazaba y le besaba.
Y yo pensé “¡jó! ¡Qué bonito! La vida merece la pena por momentos como éste.
La verdad es que siempre que viene a casa, nos inunda a toda la familia de una alegría indescriptible. Es lo que tiene sentirnos equipo.
Le pregunté a ver qué quería comer estos días y suplicó que “ensaladas y verduras”. 😂
Gracias a la vida 🙏